Autocuidado - Fundamento de la Ecología Integral

Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 22:36-40)

Cuando los fariseos preguntan a Jesús cuál es el más grande mandamiento, él responde "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas."

Sin embargo, muchas veces vemos en la tradición cristiana que los grandes santos han dado muestras inequívocas de amar a su prójimo más que a sí mismos. Esta actitud sacrificada parece provenir del ejemplo que dio Jesucristo al ser torturado y crucificado para redimir a toda la humanidad del pecado. "Os doy un mandamiento nuevo dijo Jesús a sus discípulosAmaos unos a otros como yo os he amado" (Juan 13:34).

Este nuevo mandamiento, en lugar de anular al segundo mandamiento, debe complementarlo y enriquecerlo. Pero, ¿cómo es posible amar al prójimo como a nosotros mismos y, al mismo tiempo, sacrificarnos a nosotros mismos por amor al prójimo?

Según Aristóteles, la virtud es el hábito para elegir el justo medio, evitando el exceso y el defecto. Vemos entonces, por ejemplo, que Jesús en algunas ocasiones se aparta de la gente para pasar tiempo a solas, en la naturaleza, haciendo oración. Esas veces, podríamos decir que Jesús prioriza su autocuidado, su alimentación espiritual y su descanso físico y emocional sobre los milagros de sanación y las palabras de sabiduría que regalaba a la gente, es decir, sobre el amor al prójimo.

Así mismo, él alecciona a los fariseos en una ocasión diciéndoles: "¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?" (Marcos 2: 25-26). David prioriza su salud física y la de sus compañeros sobre el acto de ofrendar 12 panes a Dios. Jesús recuerda este hecho en aras de un bienestar integral de la persona humana, en el que el cuerpo tiene la misma dignidad que el alma y las normas religiosas están para servir a ese bienestar integral.

Por lo tanto, podemos ver en estos ejemplos que un sano amor propio y un sano autocuidado físico, emocional y psicológico no están contrapuestos a la caridad cristiana en la que uno está llamado a sacrificarse por los demás. Precisamente, la caridad, vista como virtud teologal, tiene que ser un justo medio si seguimos la proposición aristotélica. Esto es: en ciertas ocasiones uno debe sacrificarse por los demás y, en otras, uno debe optar por cuidarse a sí mismo. Cultivar el hábito de decidir sabiamente cuándo hacer uno o lo otro es lo que permite a uno practicar la virtud de la caridad: la auto-caridad y la caridad hacia los demás.

Te amarás a ti mismo como Dios te ama

Ahora bien, el justo medio siempre es más fácil dicho que actuado. Incluso para los santos de los altares esto fue un reto muy difícil. Por un lado y como ya mencioné, contamos con innumerables ejemplos biográficos en los que se sacrificaban por los demás, amándolos como Cristo nos amó. Hasta ahí, todo bien; pero por otro lado y gracias a Dios la psicología, hoy en dia, ha arrojado luz sobre aspectos mucho menos amorosos de las personalidades de muchos santos, quienes probablemente padecían graves trastornos alimenticios, represiones obsesivo-compulsivas, perfeccionismo patológico, entre otros desórdenes  mentales.

Estos aspectos ominosos de sus vidas se deben a que la caridad y el "amaos unos a otros como yo os he amado" han sido interpretados de manera trunca a lo largo de los siglos en el pensamiento cristiano, pues se ha ignorado una idea connotada en este nuevo mandamiento: "amaos como yo os he amado". Es decir, ámate como yo te he amado.

La crisis socio-ambiental que nos toca vivir en la posmodernidad del siglo XXI nos permite ver, con ayuda del Espíritu de Dios, que la única manera de amar sanamente a los demás es aprendiendo primero a amarnos sanamente a nosotros mismos. Ante el derrumbe ecológico que estamos padeciendo, nos encontramos en una situación análoga al desplome de un avión: para sobrevivir en este avión descendiente que alberga a la familia humana, hace falta que cada quien primero se ponga la mascarilla de oxígeno, antes de auxiliar a la persona del asiento de al lado. Si yo no tengo suficiente oxígeno para respirar, no puedo ayudarte.

Fuera de la filosofía cristiana, encontramos claros ejemplos en los que este equilibrio entre el autocuidado y el bien común se pierde ya sea por exceso o por defecto. Por ejemplo, mientras los tabúes sobre la sexualidad fueron derrocados durante el siglo XX, actualmente, debido a la crisis climática, nos encontramos ante nuevos tabúes relacionados con el consumo de carne y productos de origen animal. Vemos entonces cómo cierta de las activistas ambientales más famosas e influyentes del mundo sufre de una alarmante anorexia causada por llevar el veganismo al límite.(*)

Con la historia, herencia y experiencia milenarias que tenemos los cristianos de haber cometido errores similares en el pasado, no podemos caer en ese desequilibrio de nuevo. Tenemos que aprender a partir del sano autocuidado para vivir genuinamente una ecología integral.

Autocuidado cristiano en la vida diaria

Visto todo lo anterior, podemos entender el autocuidado cristiano como aquél que parte de Cristo y de su mandamiento de amor como sus ejes. Ponerlo en práctica implica ahondar en el autoconocimiento para saber cómo yo debo cuidarme a mí mismo(a), pues cada persona tiene una serie de necesidades, carencias y características únicas. El libro Te amarás a ti mismo como Dios te ama (2020) del padre Jesús María Silva Castignani es un excelente punto de partida. En las páginas de esta publicación, el padre nos lleva de la mano para analizar cómo en la infancia, todos hemos sido amados de forma imperfecta por nuestros padres, pues son o fueron seres humanos falibles. Y esto nos ha llevado a desarrollar formas igualmente desequilibradas de amarnos a nosotros mismos y a los demás en nuestra madurez.

"Todos hemos sido heridos de uno u otro modo en el amor. [...] Las heridas que provienen de la carencia, el exceso o la volubilidad del amor nos llevan a tener dificultades para amarnos a nosotros mismos, amar a los demás y ser amados adecuadamente" (Castignani 11). El libro está conformado por cuatro partes: 1) entender el sano amor propio; 2) conocernos desde nuestra historia única de vida; 3) aceptar las heridas de amor que nuestra vida, especialmente nuestra infancia, ha conllevado; 4) superar estas heridas de amor aprendiendo a sanar y a cuidarnos en el presente mediante el Amor de nuestro Padre Dios.

Un segundo libro que puede enriquecernos hondamente en este tema es El eneagrama - Taller de vida y espiritualidad. Una herramienta de autoconocimiento (2011) del padre Ernesto Martínez Ramirezvaldés. El eneagrama es una tipología para el estudio de las personalidades que ya se implementaba para el acompañamiento espiritual desde el siglo X d.C. por ciertas órdenes sufíes. El sufismo es la corriente mística en el Islam. En el mundo cristiano, el desarrollo del eneagrama y su transmisión ha sido, principalmente, obra de los jesuitas.

El eneagrama, como su nombre lo dice, está constituido por nueve tipos básicos de personalidad, que pueden dividirse en 134 subtipos distintos. El eneagrama nos brinda "un conocimiento nuestro y de los demás con un nivel de comprensión que mucho nos invita al respeto de los otros y al respeto de nosotros mismos". Esta herramienta arroja luz sobre "nuestras conductas y motivaciones, pensamientos y temores [...]; nos ayuda a superar conflictos y confusiones. [...] Cuando comprendemos nuestros patrones automáticos, reactivos y defensivos, y nuestras tendencias negativas, aprendemos a evitarlos en el futuro" (Ramirezvaldés 35, 36). Esto nos permite irnos convirtiendo en las personas plenas que Dios nos llamó a ser.

Adicionalmente, el Indicador Myers-Briggs (MBTI por sus siglas en inglés) de 16 tipos de personalidad basados en la teoría psicoanalítica de Carl Jung, es otra de las herramientas más eficientes, avaladas y utilizadas para el estudio de la personalidad. Este examen analiza cuatro áreas de la psique: 1) cómo centra uno su atención o cómo consigue su energía; 2) cómo se percata uno o consigue la información; 3) cómo toma uno sus decisiones; y 4) cómo se relaciona con el mundo exterior.

Tanto la psicología aplicada por el padre Silva Castignani, como el eneagrama y el MBTI nos ayudan a detectar nuestras compulsiones, áreas de mejora, habilidades sobre- y subdesarrolladas, y debilidades. Esto nos permite cuidarnos a nosotros mismos de manera más consciente y efectiva para estar en mejores condiciones para servir a los demás. En la medida que estemos más integrados como personas, podremos amar más sanamente, como Jesús nos amó.

Ahora bien, el autoconocimiento solo no basta. Es necesario que lo dialoguemos con Dios mediante la oración para que su Espíritu nos brinde la fuerza y el consejo necesarios para ser mejores versiones de nosotros mismos. Para ello, meditar cada día sobre el pasaje correspondiente de la Biblia se nos presenta como la ventana desde la cual podemos iniciar el diálogo diario con Jesús, meditando sobre cómo seguir su ejemplo en nuestra vida cotidiana, amándonos y amando a todos los demás seres cada vez mejor.

La aplicación para teléfono RezandoVoy, también obra de los jesuitas, es una excelente herramienta para meditar, por las mañanas, sobre la lectura diaria siguiendo la metodología conocida desde inicios del cristianismo como Lectio Divina. Ésta consiste en cuatro partes: 1) leer el pasaje bíblico imaginando que soy parte de la escena; 2) meditar sobre la enseñanza que el pasaje tiene para mí aquí y ahora; 3) orar para comunicarle a Dios los sentimientos y pensamientos que esta lectura suscita en mí; y 4) contemplar a Dios para escuchar lo que Él tenga que decirme sobre la oración que acabo de dirigirle.

Así mismo, otra aplicación para teléfono, llamada Redescubrir el Examen, nos permite hacer un examen de conciencia al final del día según la espiritualidad ignaciana. Siguiendo los Ejercicios Espirituales del santo de Loyola, con esta aplicación 1) reconoces y saboreas las bendiciones recibidas a lo largo del día; 2) pides al Espíritu de Dios que abra tu entendimiento para que puedas analizar tus errores cometidos durante el día con humildad; 3) repasas tus errores del día tomando en cuenta tu autoconocimiento; 4) decides, de manera realista y concreta, cómo ser mejor al día siguiente.

Finalmente, poner por escrito todo lo que aprendemos sobre nosotros mismos y lo que vamos meditando de la mano de Dios día con día nos ayuda a llevar un registro de nuestro crecimiento espiritual y de nuestra mejoría para amar y ser amados de manera cada vez más libre, genuina y cristiana.  Para ello, los diarios de gratitud, tan populares hoy en día, son la herramienta perfecta.

Uno que está particularmente bien desarrollado con objetivos claros es el Vertellis Chapters Book - Diario para la autoreflexión. Aunque no es de inspiración cristiana, este diario, creado por psicólogos, puede ser escrito desde un punto de vista cristiano. Dividido en capítulos con temáticas distintas, que cada persona puede ir redactando a su propio ritmo, este diario nos lleva a meditar sobre cómo llevar nuestras convicciones a la práctica de mejor manera, cómo aprovechar mejor nuestra energía, cómo tomar mejores decisiones, cómo salir de nuestra zona de confort, cómo mejorar nuestras relaciones interpersonales, cómo relajarnos, dejar ir, crecer y hacer realidad nuestros sueños.

Con ayuda de los dos libros de autoconocimiento, las dos aplicaciones de meditación y el diario de gratitud antes mencionados, podemos tener un mejor fundamento para amarnos, amar a los demás y a la Creación como Jesús la amó y nos amó.

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