Manejo sustentable de la menstruación

El precio de la "comodidad"

Como ya es bien sabido, le puede tomar a una toalla sanitaria entre 500 y 800 años degradarse (DownToEarth.org). Si pienso, por ejemplo, que yo usé estos productos durante aproximadamente 20 años de mi vida, 12 meses del año, 8 días de cada mes, 3 toallas (o más) cada día, estamos hablando de que hay al menos 5,760 toallas sanitarias usadas por mí, contaminando en alguna parte del planeta y que seguirán contaminando casi un milenio después de que yo haya muerto. Si multiplicamos esto por el número de mujeres en edad reproductiva que hay en la Tierra, claramente la huella contaminante que las toallas sanitarias producen es muy significativa.

Las primeras toallas sanitarias fueron creadas en 1921 por la marca Kotex y estaban hechas de celualgodón, un material 100% biodegradable que había sido inventado durante la Primera Guerra Mundial para vendar las heridas de los soldados. Una década después, surgieron los primeros tampones, pensados más bien para bailarinas y hechos igualmente de celualgodón.

Conforme las mujeres fueron ocupando más y más espacios en el mundo laboral debido a la ausencia de hombres, quienes estaban luchando en las dos Guerras Mundiales, el uso de las toallas sanitarias rápidamente pasó a ser un símbolo de "la mujer moderna". Estos artículos permitían que las mujeres pudieran llevarlos en su bolso de mano al trabajo con toda discreción, sin tener que preocuparse por esconder trapitos manchados de sangre mientras duraba su jornada laboral.

Las toallas sanitarias permitieron que la menstruación pasara completamente desapercibida. Ya nadie tenía que enterarse cuando una mujer estaba pasando por los inconvenientes de la menstruación. Las mujeres podían esconder sus funciones corporales, permitiendo que su trabajo continuara ininterrumpidamente, con la misma eficiencia que la labor de los trabajadores masculinos.

"Éste ha sido el estándar explica el médico experto en menstruación, Chris Bobel, de la Universidad de Massachusetts— Las mujeres y las niñas siempre han tenido que adaptarse a las normas y a los niveles de exigencia del espacio laboral (diseñado para hombres). Deben ser hipereficientes en todo momento. El mensaje es: no puedes dejar que tu cuerpo te ralentice". (National Geographic)

Traducción: Una lista del guardarropa esencial de "Su Majestad Delicadeza", la mujer moderna, estaría incompleta sin al menos un paquete de Kotex. Kotex es la nueva toalla sanitaria hecha de celualgodón. Lo suficiente barata para tirarse a la basura—satisfactoria más allá de lo descriptible—.
Uno de los primeros anuncios de Kotex.
Traducción: Una lista del guardarropa esencial de "Su Majestad Delicadeza", la mujer moderna,
estaría incompleta sin al menos un paquete de Kotex.
Kotex es la nueva toalla sanitaria hecha de celualgodón.
Lo suficientemente barata para tirarla a la basura—satisfactoria más allá de lo descriptible—.

Aparentemente la invención de las toallas solucionaba un supuesto "problema" para las mujeres: el tener que pasar parte de su tiempo lavando toallas de tela durante sus menorreas. Sin embargo, a partir de esa época las mujeres tuvieron que enfrentarse a problemas de hecho reales y en demasía retadores como tener que balancear sus responsabilidades domésticas, sus periodos de embarazo y lactancia, y el cuidado de sus hijos, con sus jornadas laborales.

Por fortuna, poco a poco se han ido ganando derechos laborales para la mujer, sobre todo en países desarrollados. Al grado que, hoy en día, Corea del Sur, Japón, España y Australia, entre otros, son de los primeros países en concederle el derecho a las mujeres de ausentarse de sus trabajos debido a cólicos menstruales sin que esos días de ausencia les sean descontados de sus salarios.

Sin embargo, estas mejoras sociales han sido inversamente proporcionales a la contaminación que las toallas sanitarias y los tampones han provocado a partir de los años 60, que fue cuando se les empezó a añadir componentes sintéticos y plásticos.

Es por ello que a las mujeres actuales nos corresponde hacer un urgente cambio en nuestras costumbres de higiene íntima durante la menstruación. Mientras debemos seguir formando parte de la fuerza laboral para sostener la economía mundial, es imperativo que abandonemos el uso de toallas desechables. La pregunta es: las mujeres de la posmodernidad, ¿cómo podemos continuar con nuestro estilo de vida frenético y al mismo tiempo regresar a antiguas prácticas sustentables de manejo menstrual?

Nuevas opciones menos dañinas al medio ambiente

Crecí pensando que las mujeres del pasado habían sido terriblemente desafortunadas ya que según se me había explicado no habían podido desarrollar sus vocaciones profesionales pues, en cambio, habían tenido que "perder el tiempo" en ocupaciones domésticas, como lavar a mano sus toallas menstruales por ejemplo.

Ahora logro ver las antiguas ventajas de poder permanecer en casa y lavar toallas sanitarias cada día de mi periodo sin dañar el medio ambiente, o no tener que soportar la mayor parte del embarazo en el sedentarismo de una oficina y no tener que abandonar a los hijos lactantes... Resulta claro que las mujeres del pasado podían llevar vidas mucho más sanas en algunos aspectos, respetando los ciclos del cuerpo femenino y dedicándoles tiempo.

"Perder el tiempo" en tareas esenciales como las que acabo de mencionar  permitía a todas las personas (no sólo a las mujeres) seguir el ritmo natural de la vida, más pausado y contemplativo que el ritmo frenético al que estamos sometidos en la actualidad. Crecimos pensando en "lento" como un adjetivo peyorativo; pero hoy nuestra perspectiva empieza a cambiar.

Afortunadamente, la Pandemia por COVID-19 nos dio un impás en el que muchas personas —hombres y mujeres— pudimos detenernos y descubrir los problemas socio-ambientales del mundo que nos rodea e intentar encontrar soluciones creativas. Es por ello que, durante los dos años pasados, pude darme a la tarea de investigar y probar métodos alternativos a las toallas desechables, mismos que comparto a continuación:

Toallas lavables de fibra de bambú

En agosto de 2020, compré dos paquetes de toallas lavables de fibra de bambú de la marca Rovtop (disponibles en Amazon). Un paquete traía cuatro toallas nocturnas (grandes) y el otro, siete toallas de día (medianas). En total invertí unos 800 MXN aproximadamente.

Creí que, a partir de entonces, iba a tener que sacrificar buena parte de mi tiempo a lavar mis toallas usadas porque "eso es lo que hacían las mujeres de antes", ¿no? A pesar de ello, estaba dispuesta a hacer este cambio para dejar de contaminar el medio ambiente con más toallas desechables.

Sus ventajas: Cuál fue mi sorpresa al ver que las toallas de fibra de bambú son sumamente fáciles de lavar. La sangre se les desprende tallándolas con agua y jabón neutro en cuestión de un minuto. 

Además, una sola toalla puede absorber todo el flujo de un día completo (incluso en los días de flujo más abundante) sin causar derrames ni malos olores. Por tanto, una puede irse al trabajo con una sola toalla puesta y regresar en la noche a casa sin haber tenido la necesidad de cambiarse esa toalla en todo el día. Ya en la comodidad del hogar, una puede lavarla y tenderla antes de dormir. La fibra de bambú seca muy rápido, por lo que esa misma toalla estará perfectamente seca a la mañana siguiente.

Otra de sus ventajas es que la fibra de bambú de la que están hechas estas toallas es súper suave; su textura es idéntica a la de la franela de algodón puro. Por esta razón, es muchísimo menos probable que estas toallas provoquen irritación en la zona íntima a comparación de las toallas desechables.

Finalmente, la vida útil de estas toallas es muy larga. Yo llevo usándolas ya dos años y siguen teniendo la misma textura y eficacia que cuando nuevas. 

Sus desventajas: Son un poco gruesas y aparatosas para hacer ejercicio. Si se intenta hacer deporte con ellas, sí es muy probable que provoquen irritación por lo grueso del material.

La otra desventaja es que los botones con los que se sujetan las alas de estas toallas pueden lastimar los labios vaginales si se anda en bicicleta o en moto al usarlas. Esto sucedería al pasar encima de un tope o un bache: con el impacto, el botón chocaría contra la zona íntima causando un moretón o hematoma superficial.

Toallas lavables de algodón

Debido a que mis toallas de fibra de bambú son bastante grandes para poder realizar ejercicio con ellas, busqué alternativas y encontré unas toallas mucho más delgadas y pequeñas de fibra de algodón. Son del tamaño de los protectores diarios desechables.

Éstas, de la marca mexicana Payols, las compré en Mercado Libre a 380 MXN por cuatro toallas.

Sus ventajas: Como ya mencioné, su principal ventaja es que puedo realizar ejercicio con ellas con mucho mayor comodidad. Adicionalmente, son del tamaño perfecto para usarse con lencería especial y ropa ajustada o de telas muy delgadas como lino, ya que no se notan.

Al igual que las de fibra de bambú, estas toallas tampoco sufren de derrames ni malos olores. Su textura también es suave y no provoca irritación en la piel de la zona íntima.

Sus desventajas: Desafortunadamente, resulta más difícil quitar la sangre del algodón, por lo que, aunque estas son las toallas lavables más pequeñas en el mercado, toma más tiempo lavarlas que las más grandes de fibra de bambú. Sin embargo esto no significa que una tarde horas lavándolas: sólo toma dos o tres minutos dejarlas bien limpias. Ayuda añadir una pizca de sal o bicarbonato de sodio al agua y tallarlas con un cepillo de dientes viejo.

Otra desventaja que yo les encuentro es que el algodón se luye más rápido que la fibra de bambú. Entonces, después de dos años de uso, estas toallitas ya empiezan a mostrar desgaste en la tela absorbente de su puente.

Por último, como estas toallas también se ajustan al calzón mediante botones, éstos pueden dañar la zona íntima al hacer bicicleta o andar en moto o a caballo como ya expliqué en el apartado sobre toallas de fibra de bambú.

Calzones menstruales

Éstos son ropa interior hecha también de fibra de bambú; absorben perfectamente la sangre menstrual sin riesgo de derrames o malos olores.

El año pasado, compré un paquete de tres en Amazon, de la marca Bambody, por 513 MXN.

Sus ventajas: Mientras que las mini toallas lavables de algodón pueden resultar una opción muy cómoda para hacer ejercicio, no lo son tanto cuando el flujo es demasiado abundante. En esos casos, hacer ejercicio con uno de estos calzones es la opción más cómoda y segura.

Al igual que las toallas medianas (diurnas) y grandes (nocturnas) de fibra de bambú, lavar estos calzones es bastante fácil.

Así mismo, se puede andar en bicicleta, moto o caballo con estos calzones sin correr el riesgo de sufrir hematomas provocados por los botones que sí tienen las toallas de fibra de bambú o algodón.

Sus desventajas: El único inconveniente que les veo a estos calzones es que son menos estirables y flexibles que los calzones normales de algodón, por lo que pueden quedar un poco ajustados aunque sean de la talla correcta, provocando pequeñas lonjitas en la cadera, glúteos y piernas (incluso en mujeres muy delgadas). 

La copa menstrual

La copa menstrual es la alternativa a los tampones. Como todos sabemos, estos últimos están fabricados de algodón comprimido, material natural y completamente compostable. Pero lo que resulta insustentable de ellos es el aplicador de plástico con el que vienen acompañados.

Además, producir 1 kilo de algodón requiere de 10,000 litros de agua. Por lo tanto, si una caja de 18 tampones contiene 162 gramos de algodón, ¡se necesitan 1620 litros de agua para producirlos! (Be You) Esto quiere decir que la huella hídrica que deja la producción de una cajita de tampones es muchísimo mayor al consumo de agua que una puede hacer al lavar toallas sanitarias de tela o esterilizar una copa menstrual.

Sus ventajas: Como acabo de mencionar, una de las ventajas de la copa menstrual es que se requiere una cantidad mínima de agua para limpiarlas, incluso menor que la cantidad de agua requerida para lavar toallas sanitarias de fibra de bambú. Esto se debe a que existen esterilizadores eléctricos que desinfectan las copas con vapor de agua. Estas maquinitas necesitan tan solo 5 ml de agua para generar el vapor suficiente que esterilice una copa en dos minutos.
Otra de las ventajas de las copas menstruales es que también pueden resultar cómodas, sobre todo, para ir a la playa y nadar.

Una tercer ventaja de las copas menstruales es que, aquellas que están hechas de TPE (elastómero termoplástico medicinal), son hipoalergénicas y no provocarán irritación en el canal vaginal como sí lo pueden provocar los tampones tradicionales y las copas menstruales hechas de látex.

Sus desventajas: Existe la creencia popular de que el TPE es biodegradable. Esto no es verdad. Cuando mucho existen algunas formas de reciclar este material una vez desechado. Además, el TPE contiene químicos llamados ftalatos. Éstos han sido vinculados en estudios recientes a problemas reproductivos, alteraciones hormonales e, incluso, cáncer (TheRoundUp.org).

Por lo tanto, se recomienda que el uso de las copas menstruales sea limitado a casos excepcionales. Una alternativa son las copas menstruales hechas de látex quirúrgico, que sí es un material biodegradable. Sin embargo, este material no es hipoalergénico, por lo que puede causar irritación, sobre todo en mujeres de piel sensible. Existen también copas de silicona, pero éstas son las copas más rígidas disponibles en el mercado. Pueden resultar demasiado duras e incómodas para muchas mujeres. A saber, la silicona sí es hipoalergénica pero no es biodegradable.

Una cuarta alternativa podría ser comprar tampones de algodón orgánico que no vengan con aplicador de plástico incluido. Para poder introducirlos en el canal vaginal, existen aplicadores reutilizables. Desafortunadamente, ni los tampones de algodón orgánico ni los aplicadores reutilizables están disponibles en América Latina todavía.

Otra de las desventajas de la copa menstrual es el tamaño. Como podemos ver en las siguientes imágenes, la copa menstrual es mucho más ancha que un tampón. Incluso la copa de diámetro más angosto (la FemmyCycle Small de 3.1 cm de diámetro) es más ancha que los tampones más gruesos (de 2.5 cm de diámetro). Esto le puede provocar incomodidad a muchas mujeres, incluso al grado de que sienten un dolor agudo en la zona pélvica.



Hoy en día, hay muchas opciones de tamaños y grados de dureza o suavidad de las copas menstruales. Las más duras tienen menos posibilidad de derrames de flujo menstrual, pero suelen ser más incómodas. Las más suaves o blandas, suelen ser mucho más cómodas, pero suelen tener más posibilidades de derrames.

Por otro lado, las copas más grandes pueden contener una mayor cantidad de sangre, pero pueden resultar muy incómodas, ya que el útero se desplaza hacia abajo durante la menstruación causando que el canal vaginal sea mucho más corto durante esos días. Las copas más pequeñas no interfieren con el acortamiento del canal vaginal cuando el útero se desplaza hacia abajo durante la menstruación, pero tienen menos capacidad de retención para flujo menstrual, por lo que puede haber derrames o necesidad de vaciarlas y limpiarlas con mucho mayor frecuencia.

La última y principal desventaja de las copas menstruales es su forma de introducción y extracción. Sobre todo para las mujeres vírgenes (que no han tenido sexo vaginal), introducir la copa menstrual puede resultar todo un reto.

Las copas menstruales se pueden compactar haciéndolas rollito con los dedos de diversas formas. En teoría, la manera más pequeña de doblarla es en forma de triángulo:

Sin embargo, la copa tiende a regresar a su forma original mientras una la va introduciendo en el canal vaginal. Es difícil mantenerla todo el tiempo doblada, por lo que de repente se puede expandir dando un "resortazo" en la zona del himen, dañándolo o simplemente provocando una dolorosa sensación de latigazo en la entrada vaginal.

Finalmente, cuando ya está completamente introducida, la copa menstrual debe crear un efecto de vacío en el canal vaginal para sellar completamente la vagina y evitar derrames de flujo menstrual. Esto no siempre sucede, por lo que puede haber accidentes y sorpresas poco gratas. Si la copa sí logra crear el efecto de vacío deseado, sacarla también será un reto, pues hay que "romper" el sello de vacío introduciendo dos dedos (el pulgar y el índice) por el canal vaginal. Esto puede resultar sumamente intrusivo, como dije, sobre todo para mujeres vírgenes.

En conclusión, la copa menstrual se recomienda para mujeres que ya hayan tenido sexo vaginal durante un buen periodo de tiempo y, sobre todo, para mujeres que ya hayan tenido partos naturales. Así mismo, para las mujeres que sean de piel resistente, se recomiendan las copas de látex, al ser éste un material biodegradable.

En promedio, una copa menstrual de látex cuesta 500 MXN y una maquinita esterilizadora cuesta 300 MXN.

Sustentabilidad y solidaridad en el MHM

Como acabamos de ver, en la actualidad existen varias alternativas sustentables para el manejo de la higiene menstrual (MHM), término acuñado en conjunto por la OMS y la UNIFEC, en 2014, como parte de su programa de Agua, Saneamiento e Higiene.

Lavar toallas reutilizables no supone una "pérdida de tiempo" ni una regresión a prácticas menos higiénicas o poco civilizadas. De igual manera, las copas menstruales pueden ser una opción práctica para ciertas circunstancias y un buen número de mujeres.

Un primer paso debe ser que cada una de nosotras cambiemos a estas alternativas poco a poco. Un segundo paso igualmente importante debe ser que apoyemos a organismos internacionales que trabajan en proporcionarle el acceso gratuito a la higiene menstrual sustentable a mujeres y niñas en situación de pobreza alrededor del mundo.

Como botón de muestra, "el 43% de niñas y adolescentes en México prefieren quedarse en casa que ir a la escuela durante su periodo menstrual" por falta de opciones para tener un manejo higiénico y seguro de su flujo menstrual y también porque sus escuelas carecen de baños (UNICEF).

Propaganda del Programa de Higiene Menstrual de la UNICEF

Si bien es imposible apoyar todas las causas que buscan solucionar los problemas socio-ambientales que aquejan al planeta, comprometernos a hacer una pequeña donación anual al Programa de Higiene Menstrual de la UNICEF puede hacer una gran diferencia.

Debemos pensar en el manejo sustentable de la higiene menstrual como un derecho humano básico y no como un lujo que sólo algunos sectores de la sociedad podemos adquirir por moda.

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