¿La inminente desaparición de la Presa Allende?

El inicio del fin

En el 2021, la Presa Allende en San Miguel de Allende, Guanajuato, empezó a verse invadida por lirio acuático (Eichhornia crassipes). Como esta especie perenne y flotante se reproduce a gran velocidad, muy pronto, se hizo evidente que la presencia excesiva de esta planta ya era un problema ecológico grave.

Al cubrir la superficie del agua, el lirio no deja pasar la luz del sol, afectando a toda la vida subacuática. Así mismo, consume una buena parte del oxígeno presente en el agua, privando a otras formas de vida de este elemento tan esencial para sobrevivir. Además, el lirio chupa mucha agua para mantenerse sano y provoca que el agua se evapore tres veces más rápido, por lo que, el peligro más importante que implica la sobrepoblación de esta especie es que, en un corto tiempo, ¡puede llegar a secar la presa entera!

Sociedad Audubon de México S.A. de C.V. fue el primero grupo ambientalista en empezar a trabajar contra este problema en noviembre de 2021. Ya habían tenido que combatir esta misma situación hace unos 25 años; pero, en aquel entonces, la presa tenía niveles muy bajos de agua, lo que ayudó a que se pudiera erradicar el lirio con facilidad. Es muy problable que, desde aquel entonces, quedaran semillas de lirio en los bancos de la presa. Y al subir los niveles de ésta en 2021, esas semillas encontraron el medio idóneo para germinar.

A finales de 2021, Audubon convocó a pescadores voluntarios para que ayudaran a sacar el lirio manualmente los domingos. Llegaron a ser hasta 150 voluntarios; aunque, con tan sólo 30 personas, lograron extraer aproximadamente 150 toneladas de lirio en un solo día. Por desgracia, los pescadores voluntarios pidieron seguir haciendo dicho trabajo a cambio de una paga. Esto es entendible porque, al morir los peces, los pescadores habían perdido su trabajo y necesitaban con urgencia una nueva fuente de ingresos. Muchos de ellos se vieron obligados a emigrar. 

Hoy en día, es decir, a apenas dos años de que empezara esta invasión, ya más de mil hectáreas de la presa se encuentran contaminadas, o sea aproximadamente el 60%. Sin embargo y tristemente, no hay un verdadero interés en salvar la presa ni por parte del gobierno ni de la sociedad civil. Como San Miguel de Allende no se beneficia del agua que se centraliza en la presa, el problema del lirio no resulta de interés para los pobladores de esta ciudad. El agua de la presa más bien está destinada para abastecer al Bajío y al Lago de Chapala. 

Fue después de que Audubon presionara durante mucho tiempo al gobierno municipal que éste introdujo a la presa, apenas a principios del año pasado, una máquina que remueve el lirio y lo desecha en los bancos secos de la presa. Pero esta máquina no está siendo suficiente. La máquina sólo saca 25 toneladas al día y su mantenimiento y combustible cuestan, aproximadamente, 400 mil pesos al mes. Se necesitarían al menos 50 máquinas para acabar con el problema. Resulta claro que la mano humana sería más eficiente y más costeable si el gobierno le pagara a los ex-pescadores una módica cantidad por reanudar su trabajo de sacar el lirio.

Tristemente, el gobierno federal ha hecho muy poco por solucionar el problema aunque la presa es responsabilidad suya y no del gobierno municipal o estatal, ya que forma parte de la cuenca Lerma - Chapala - Santiago, la cual involucra a varios estados de la república y no sólo a Guanajuato.

El Artículo 27 de la Constitución contiene un listado de las aguas que se consideran “propiedad de la Nación” y, por tanto, de competencia federal. Entre esas aguas están las de las presas. La ley reglamentaria del Art. 27 de la Constitución en materia de esas aguas es la Ley de Aguas Nacionales, que también regula los “bienes públicos inherentes a las aguas nacionales”, es decir la infraestructura pública asociada a las aguas nacionales, tal como la infraestructura de la presa. Por lo anterior, es claro que, la competencia respecto del agua como la presa que la contiene es federal, por conducto de la CONAGUA.

Aun cuando el agua de la presa haya sido otorgada en bloque al Estado o Municipio (para su administración), dicha agua no pierde su carácter de “propiedad de la Nación”, ni desaparece la competencia federal de la CONAGUA en tanto esa agua esté en la presa. La inacción negligente de la CONAGUA implica una violación al derecho humano al medio ambiente sano y al uso sustentable del agua.

Apenas hace dos meses, la CONAGUA instaló una red que ahorcó el lirio en la sección de la cortina de la presa. Ese ahorcamiento se debería hacer en el resto de la presa también, pues a medida que el lirio se mueve flotando y se desplaza a través de la presa, se oxigena más y se reproduce más. Hay raíces que ya llegan a medir hasta 3 metros bajo el agua. Por lo tanto, acorralar al lirio con redes impediría que éste siguiera desarrollándose y fortaleciéndose.

Por otro lado, una acción clave para rescatar la presa es evitar que los desagües de San Miguel de Allende y las demás comunidades aledañas a la presa desalojen sus desechos directamente en el agua de la presa. Mientras el agua esté contaminada con desechos de viviendas e industriales, el lirio siempre encontrará los medios apropiados para seguirse propagando, ya que esta planta se alimenta de los contaminantes del agua. Gestionar apropiadamente el sistema de alcantarillado de la ciudad sí es responsabilidad directa de SAPASMA y del presidente municipal de San Miguel de Allende.

Los orígenes de la Presa Allende

A mediados de los años 60, se decidió construir una presa al oeste de San Miguel de Allende aprovechando el cauce del río Laja. Los pobladores originales de esta zona tuvieron que desplazarse a las comunidades más cercanas o establecerse a las orillas de la presa. Sin embargo, las construcciones coloniales y decimonónicas de este pueblo no fueron desplazadas y quedaron sumergidas bajo el agua.

Cuando bajaba el cauce de la presa, emergía este bello sitio arqueológico que podía ser recorrido en kayak. Mientras permanezca sumergido aún, tal vez, se le podría catalogar dentro de los sitios de arqueología subacuática con los que cuenta nuestro país. Sin embargo, si la presa llegara a ser secada por el lirio acuático, este sitio arqueológico perdería su encanto y se convertiría en un conjunto de ruinas muy eriosionadas y mal conservadas.

Las ruinas de la "Atlantis" sanmiguelense y la presa, en general, antes se podían recorrer también en velero. Estos recorridos dotaban a San Miguel de un atractivo turístico todavía mayor al que actualmente tiene. Por lo tanto, aunque el agua de la presa no abastezca esta ciudad, rescatar a la presa sí debería ser del interés de sus habitantes. Además, salvaguardar los cuerpos de agua del país debería ser de interés común, pues todos los estados y todas las cuencas están interconectadas. No podemos ser tan egoístas y desentendernos de los pescadores que han perdido su medio de trabajo y de las poblaciones del Bajío que pronto se verán seriamente afectadas si la presa se seca.

Lamentablemente, hoy en día, el interés económico de la zona parece estar centrado en seguir construyendo desarrollos inmobiliarios en San Miguel. La premura por inaugurar más y más fraccionamientos ha derivado en que los desagues de esta ciudad se liberen en las aguas de la presa. Así mismo, de río arriba, proveniendo de Dolores Hidalgo, también llegan aguas negras y altamente contaminadas por la industria alfarera.

En teoría, el agua está siendo tratada antes de desembocar en la presa, pero Audubon Society ha descubierto que sólo una mínima parte del agua está recibiendo tratamiento. Se necesitan nuevas plantas de tratamiento con la tecnología y el tamaño adecuados para que toda el agua que desemboca en la presa esté libre de elementos tóxicos y patógenos. 

Soluciones científicas a la invasión del lirio acuático

El lirio acuático es una especie nativa del Amazonas. En su medio natural, posee depredadores que mantienen la reproducción de esta planta dulceacuícola bajo control. En cantidades moderadas, el lirio sirve para limpiar el agua de contaminantes como metales pesados. Sin embargo, cuando fue introducido a México en el siglo XIX, encontró un medio carente de depredadores donde podía reproducirse sin límites, convirtiéndose en una plaga. A partir de entonces, el lirio acuático ha secado completamente distintos cuerpos de agua a lo largo y ancho del país.

Es hasta recientemente que la comunidad científica ha encontrado soluciones para este problema. Los pioneros han sido los académicos y alumnos de posgrado de la Universidad Autónoma Metropolitana encargados del Centro de Investigaciones Biológicas de Cuemanco, Xochimilco. Este Centro administra una biorefinería para el manejo sustentable del lirio acuático. La estrategia de la biorefinería consiste en cuatro trabajos que, juntos, permiten un resultado de cero residuos. 

Los cuatro trabajos que realizan son: el composteo, lombricomposteo, biogas y el material absorbente para elementos tóxicos. Éste último consiste en cultivar, de forma controlada, el lirio acuático en los canales de Xochimilco para que dicha planta ayude a purificar el agua de diversos contaminantes. Periódicamente, el lirio se extrae de los canales para poder realizar los otros tres trabajos, los cuales explicaré a continuación.

científicos controlando la reproducción del lirio acuático en Xochimilco

El composteo de lirio acuático ya era realizado por los campesinos de Xochimilco desde hace un siglo. Sin embargo, en la biorefinería, el lirio acuático, además de ser extraído del agua y puesto a secar entre 24 y 48 horas conforme a la técnica tradicional, se somete a un proceso de reducción de tamaño en una máquina picadora. Esto permite que el tiempo que tarda el lirio en convertirse en composta sea mucho más corto y, así, se logra compostar hasta 50 toneladas por semana.

En el caso de la lombricomposta, se empieza con el mismo proceso que la composta simple, excepto que en lugar de apilar el lirio seco y picado en montículos para que se convierta en composta, se deposita en lombricomposteadores. Éstos son contenedores donde lombrices aceleran el proceso de descomposición. Los lombricomposteadores de pequeña escala están menos mecanizados y requieren de más mano de obra; mientras que los de gran escala están más mecanizados y requieren de menos mano de obra.

En cuanto al biogas, el lirio, después de ser picado, se procesa en un aparato que le extrae el jugo. Por cada kilo de lirio, se obtienen 0.8 litros de jugo. El 20% del residuo sólido se envía al área de composteo y el jugo (el 80%) se usa para alimentar el reactor de producción de biogas. El biogas tiene tres usos potenciales: para consumo doméstico en las estufas; para alimentar un generador de energía eléctrica; y como combustible para la máquina picadora o para unas máquinas secadoras que se utilizan cuando no es posible secar el lirio al sol. Las máquinas secadoras pueden funcionar con energía eléctrica, biogas o energía solar. 

El objetivo de esta biorefinería es, además de controlar el lirio acuático que ha invadido los canales de Xochimilco durante décadas, que gobiernos de otras entidades federativas visiten la biorefinería para que aprendan a replicar estos trabajos en las comunidades que se enfrenten también a la plaga del lirio. Es imprescindible que estos trabajos se apliquen en el resto del país para producir materiales útiles con un impacto nulo en el medio ambiente.

Gracias a que este proyecto ha demostrar la factibilidad técnica y económica del manejo sustentable del lirio acuático, ha sido copiado, al menos parcialmente, en la Laguna de Yuriria, Guanajuato, donde el lirio se destinó a la creación de biogas que se usa en los hogares del municipio de Yuriria.

También existen soluciones artísticas...

En la comunidad de Xaltepuxtla, municipio de Tlaola, Puebla, las mujeres han encontrado en el lirio una nueva oportunidad económica. Apoyadas por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), las mujeres aprendieron a hacer cestería y artesanías con las hojas secas de lirio como si se tratara de hojas de palma.

En sus ratos libres, las amas de casa de esta comunidad acuden a la Presa de Nexapa para extraer el lirio, apoyadas por sus esposos, los pescadores de la zona, quienes se encargan de que las mujeres estén a salvo durante la extracción del lirio y que nadie caiga al agua o corra riesgo de ahogarse.

Hace cuatro años, el lirio se había extendido a lo largo y ancho de las 100 hectáreas que tiene la presa de Nexapa. Pero las mujeres de la comunidad han podido reducir el lirio a una cantidad no nociva. 

Después de extraer el lirio, las mujeres lo ponen a secar al sol antes de poder tejerlo artesanalmente. Así, con mucha creatividad, realizan bolsas, canastos, alajeros, sombreros, cestas y hasta joyería. 

La urgencia de actuar

La supervivencia de los ecosistemas que dependen de la Presa Allende se desmorona velozmente adentro de un reloj de arena. No hay tiempo que perder para implementar al menos una de las soluciones que han dado resultados en otras partes del país.

Lo que los miembros de la sociedad civil deberíamos exigir a las autoridades es que los gobiernos municipal y estatal apoyen a la sociedad civil en presionar a la CONAGUA para que cumpla con su responsabilidad constitucional de gestionar bien las aguas nacionales y, específicamente, el agua y la infraestructura de la Presa Allende.

Con el dinero que actualmente se está desperdiciando en una máquina ineficiente, se podría instalar biodigestores que den gas para las estufas y los calentadores de las comunidades de la presa, como se hizo en la Laguna de Yuriria.

La CONAGUA podría instalar más redes que acolarren el lirio e impidan su desplazamiento a través del agua. Y la CONANP podría instruir a las personas que viven junto a la presa en la creación de artesanías con el lirio. 

Así mismo, los ciudadanos deberíamos exigir a las autoridades (entre ellas, CONAGUA, SEMARNAT y SAPASMA) que a) limpien y penalicen las aguas contaminadas que son vertidas a la presa y a la cuenca Lerma - Chapala y b) que construyan nuevas plantas de tratamiento para la presa.

Aunado a lo anterior, deberíamos formar colectivos, junto con ONGs como Sociedad Audubon de México, para extraer el lirio manualmente de forma voluntaria.

Además, los ciudadanos podríamos buscar patrocinio por parte de la inversión privada para establecer un centro de compostaje en los bancos de la presa. A los primeros que deberíamos pedirles su colaboración en este tema es a las empresas constructoras que están ganando millones de pesos con el desarrollo de nuevos fraccionamientos. 

Una vez que la reproducción del lirio acuático se controle, éste podría ayudar para absorber contaminantes del agua de la presa.

Por último, se podría desarrollar un área natural protegida en la zona de Los Picachos, al lado de la presa. Con esto se lograría que hubiera una mayor reglamentación medioambiental y un mayor cuidado ecosistémico de la zona en el futuro. Esta nueva área natural protegida, no sólo complementaría la belleza de la zona arqueológica subacuática, sino que también ofrecería una oportunidad de ecoturismo (como avistamiento de aves y senderismo) en San Miguel de Allende.

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